MANIFIESTO
Todos sabemos que vivimos unos tiempos,
eufemísticamente hablando, de muchos cambios. Se ha producido y se
está produciendo un desmantelamiento total del sistema, llegado un
punto al que ya el pueblo no es antisistema, sino que, como mucha
gente habla, el sistema es antinosotros. No voy a explicar las causas
de la crisis, las consecuencias y todo lo que deja a su paso. La
única verdad que yo contemplo es una y única: la crisis será todo
lo que los gobernantes quieran, todo lo gorda y todo lo fatídica que
ellos consideren, pero lo que no es aguantable es que el pato lo
paguen los que menos han hecho.
Cada día por la tele nos comemos las
noticias, que por cierto me revuelven el estómago, y escuchamos,
escuchamos porque ya doy por hecho que nunca podré cerciorar que
esas cifras existen de mi propia mano, cómo se movían y se siguen
moviendo cientos de millones de euros de las manos de los de siempre.
Nos da igual quién fuere y quién dejase de ser, si quieren
demostrar que el sistema aún funciona que sea de mano de la
justicia. Que sea la justicia la que devuelva a este país la cordura
y la ''salvación'' porque de mano de los gobernantes actuales, cada
vez la veo más lejos. Que sean los jueces los primeros en rebelarse
con los principios de la Constitución bajo un hombro. Que con una mano equilibren la
balanza de la desigualdad y con la otra aguanten la espada de
Damócles sobre el cuello de los tiranos.
Sin embargo, cada vez que me siento a
profundizar sobre el asunto siempre llego a la misma conclusión. La
solución no está en los números, está en cada uno de los
corazones de los hombres y las mujeres de este mundo. Es la mano
invisible de Adam Smith pero quitando la parte de la economía. La
mano invisible que es representada en cada momento, en cada segundo
de nuestra vida por nuestros gestos, nuestras palabras y nuestros
actos. La única verdad en este mundo es el amor al ser humano, a tu
hermano y hermana. La única verdad en este mundo es el amor y la
salud. Lo demás es tontería. El amor es libertad, el amor a la
palabra, el amor a la mujer y al hombre, el amor al respeto y a la
dignidad, por que el amor es dignidad y respeto. ¿Quién fue el
diablo que tiempo atrás abrió la única caja de Pandora de este
bello mundo? Porque en este mundo el único dios de los hombres es el
dinero, más allá de Dios y Alá. Quisiera saber en qué fatídico
momento se desataron las fuerzas de la avaricia, de la codicia, la
envidia y el odio... Porque en este mundo se paga el odio con odio, y
el dolor con dolor.
El amor, la paz y el recuperar el
equilibrio con nuestra madre naturaleza. Eso es avanzar y no lo es
progresar en la técnica o en la economía. Mientras el poder esté
en manos de una cúpula envuelta en capas y capas de opulencia,
despilfarro y egoísmo, nunca dejaré de pensar que los tiempos del
gran césar de Roma terminaron en el 476 como señalan los
historiadores, y que el condenado espíritu del imperio sigue
atormentando la lucidez de los hombres, haciendo del poder el camino
para encumbrarse en la riqueza y en la fama. Convirtiendo el alma de
los hombres en un alma poseída por la avaricia y la pobreza, forrada
por lujos inalcanzables para el resto de los mortales. Os recuerdo
altos líderes y altos empresarios que sois finitos como el resto de
los mortales, que no sois absolutos como un imperio. Os recuerdo
gobernantes que vuestra palabra pesa sobre nuestros hombros y que
vuestro juego sucio llena de mierda al pueblo. Os recuerdo
gobernantes que cada firma que fijéis afectará al resto de la
sociedad de manera transcendental. Os recuerdo gobernantes que
avanzar no es conseguir alcanzar un presupuesto fijado meses antes
por otros líderes que no ha elegido el pueblo español, sino que se
trata de lograr la felicidad de los ciudadanos. Os recuerdo
gobernantes que este sistema ha lanzado un ultimátum de atentar
contra la sociedad. Ustedes eligen.
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